martes, 27 de abril de 2010

Pura radio

En casa tengo un papelito en el que se puede leer “La radio es una fábrica maravillosa de fantasías. Suerte”. Está escrito con tinta azul y letras atolondradas. Entonces yo solo tenía 10, 11 ó 12 años, no recuerdo bien, pero si recuerdo perfectamente que aquella voz me alucinaba. La solía escuchar al otro lado del transistor siempre unida de forma indisoluble al carnaval. Para mí, aquella voz era pura copla al 3x4, era el alféizar de la ventana de mi carnaval. Esa voz me llevaba en volandas y me enseñó a amar al carnaval todos y cada uno de los días del año.


Tuve la suerte al tiempo de saber qué cuerpo era el portador de aquella voz que por arte de magia me ilusionaba desde niño. Lo vi presentando en el Gran Teatro Falla y luego lo vi en varios almuerzos de la Asociación de Hostelería a la que tanto cariño le tiene mi padre.


Aquella voz pertenecía a un gran hombre, aunque pequeño de cuerpo. Uno de los maestros radiofónicos de Cádiz, el gran Pepe Benítez. Hace algunos días que Pepe ya no está entre nosotros. Sus últimos tiempos los ha tenido que padecer luchando contra una enfermedad, que a pesar de su trasplante no le ha dado mucho margen. Todos lo que lo trataron destacan su amabilidad y su afecto. Yo no tuve lo suerte de conocerlo en la distancia corta, pero sí en la Onda Media y en la posterior Frecuencia Modulada.


Voces como la suya forman parte de mí porque fueron las que me empujaron a ser lo que soy. Nunca olvidaré aquella frase que me escribió cuando yo impaciente y nervioso le pedí un autógrafo: “la radio es una fábrica maravillosa de fantasías. Suerte”. Cuánta razón tenía y tiene, aunque en estos tiempos el romanticismo de nuestra profesión pierde pesos por momentos. ¡Descansa en paz maestro!.

jueves, 22 de abril de 2010

Asunción 70

Llegué, ví y vencí, solo así puedo resumir lo que ocurrió el pasado lunes de feria. Llegué a un lugar conocido, donde mi rutina guarda muy buenos recuerdos, ya no lo es, pero siempre sentiré que esa es mi casa. Ví a mucha gente, muchos amigos. Y vencí porque gané la batalla de la alegría noctámbula.

Más de 40 amigos nos reunimos el pasado lunes en un piso para beber y comer utilizando el pretexto de la Feria. Pescaíto, rebujitos, alguna que otra foto, bromas y cubatas fueron los ingredientes de una noche que por ser especial nunca es igual a la del año anterior y sin embargo nunca se pone en duda su éxito. Siempre es diferente pero nunca distinta.


Hubo tiempo para el recuerdo de etapas pasadas y charlas sobre el futuro. Nos pusimos al día del presente y coincidimos en que el mejor pasado fue en el que nos conocimos. Por un momento dejamos de ser realizadores, presentadores, redactores o cámaras, todos nos sabíamos partícipes de un mismo mundo y de un mismo modo de entender la vida. Una vida que nos ha juntado y que Dios sabrá qué nos tiene preparado.


Con la portada recién encendida bajamos al real, algunos ya se habían marchado pero los más seguimos el peregrinar que cada año nos conduce a ese lugar donde el albero se apodera de las suelas de nuestros zapatos y en el que como por arte de magia los problemas se ven de otra forma y las amistades se renuevan en el convencimiento de que nunca fuimos tan amigos como entonces.


La noche terminó cuando en el metro, sumido en el recuerdo de la propia noche repasaba los momentos más intensos que acababa de vivir. El pescaíto es historia y la Feria ha comenzado, aunque eso, y yo lo sé bien, es un simple pretexto para ver a mis amigos.


El año que viene esta cita será diferente, pero nunca distinta, y ojala que nunca cambie.

miércoles, 14 de abril de 2010

María Auxiliadora

Quedan lejos ya en el recuerdo los sones clarineteros y el olor a humeante incienso. La semana más esperada se nos ha ido de las manos como el que no quiere la cosa. Comienza la cuenta atrás y una nueva etapa de trabajo a la sombra, de caridad y de cristiandad. Las glorias de maría irán poco a poco deshaciéndose del polvo que desde el año pasado recubre su recuerdo. Otra vez más será María Auxiliadora quien me levante, me retenga, me azuce y me regale.


Nuevamente tengo el honor de pregonar a una virgen de mi pueblo. Recuerdo casi con pudor la primera vez que exalté desde un atril la belleza hecha creencia de muchas mentes que solo tienen fuerzas para creer. Recuerdo que fue emocionante y no voy a negar que desde entonces le tengo un cariño muy especial a la Virgen del Carmen. Casi nunca había reparado en su inmensidad, desde entonces cada vez que la miro me apabulla.


Apenas tengo tres semanas para escribir algo que diga algo. Aún no he comenzado y ni si quiera tengo en mi cabeza la forma de hacerlo, simplemente porque aún no he hablado con ella. Estoy seguro que tiene cosas que decirme y será entonces cuando comience a escribir garabatos para la reina del auxilio. Espero no equivocarme, pero si lo hago al menos lo haré con la conciencia tranquila de quien escribe lo que siente y pronuncia lo que padece.


El pregón será el fin de semana del 8 de mayo en la Iglesia de María Auxiliadora. Os espero.