sábado, 28 de agosto de 2010

Stand by (o consumo en espera)

Me cuesta escribir, actualizar el blog. He pensado varias veces en cerrarlo, dinamitar esta etapa de pensamientos al desnudo, poner fin a un periodo donde contar me apasionaba, y en la cuenta me entretenía. Se trata de etapas y de ilusiones. Quizás antes tuviera algo más que decir, o algo menos que ocultar. Quizás antes no fuera consciente del rubor que produce la sinceridad hecha palabra. Quizás antes era menos maduro socialmente hablando y más rebelde de principios.

Escribir me sigue gustando y mucho. Disfruto buscando palabras, asumiendo frases atrevidas, ortografiando mis pensamientos. Me lo paso bien palabrando ideas y tejiendo historias. Pero estoy en una etapa en la que no me importa el destinatario. Lo que escribo lo hago con el único efecto de disfrutarlo yo mismo. Es como un egoísmo creador que no necesita por tanto de ningún tipo de publicidad.

Hace tiempo que pienso que ya nadie espera encontrar nada en este espacio. Hace tiempo que pienso que mis reflexiones han dejado de interesar. Tengo la sensación de que cada vez tengo menos tiempo para utilizar en esto. El trabajo y otras aficiones ocupan casi por entero mi rutina, al menos en el reloj que cada cual llevamos alojado dentro de nuestra cabeza.

Pero sin embargo esta noche tengo ganas de volver a escribir aquí. Aunque nadie me lea, aunque nadie espere mis palabras, aunque a nadie la guste lo que cuento y cómo lo cuento. Hoy, al menos, he conseguido demorar mi intención de echar el telón al blog. Hoy cuento de nuevo con la esperanza de recobrar las ganas para seguir escribiendo en este papel fingido con casi tres años de vivencias.