jueves, 23 de diciembre de 2010

Nochebuena mágica

Corría la Nochebuena de 1906 cuando desde unos buques en alta mar los tripulantes, pegados a unos aparatos rudimentarios, escuchaban la primera transmisión radiofónica del mundo. Desde Massachusetts, Reginald Aubrey Fessenden trasladó los sonidos de violín de la canción Oh Holy Night a la vez que leía un pasaje de la Biblia.

Han pasado 104 años desde aquel hito. 104 años de sueños hechos palabras. De melancolías nocturnas hechas tristes canciones y de charlas, noticias, radionovelas y reportajes. 104 años desde que la radio pariera la ilusión de quien se siente compañero de las sílabas.

En estos días se desata la felicidad como por arte de magia y los corazones agradecen el reencuentro y los abrazos familiares. A mi nunca me ha latido el corazón más fuerte que la primera vez que me puse delante de un micrófono, y fue en la radio. Ese músculo rojo de pasión se me iba a salir del pecho cuando me dieron el ok para que empezara a relatar mi noticia. La voz me temblaba y no conseguía emular a aquellos que tantas veces había escuchado.

Cada nochebuena celebro los encuentros, los besos y los abrazos pero también celebro la magia de la radio. Esa que en 1920 se hizo regular.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Coro de navidad

Viajaba cansado por la autopista de la realidad, esa que me devuelve al hábito después de los fines de semana deseados. Agotado y sólo imaginaba la rutina sin esos pequeños guiños de ilusión que provocan las cosas comunes. Un año más acababa la navidad, aunque ésta aún no había empezado. Un año más despedíamos los acordes de guitarra hasta que por otoño las hojas de la melancolía vuelvan a hacerlos sonar más fuertes. En mi cabeza ronda la idea desde hace mucho de dejarlo. El tiempo ya no corre igual en mi reloj y las manecillas se han empeñado en hacerme comprender que la vida no siempre viaja al mismo ritmo. Como si una especie de arritmia social agobiara ciertas etapas de mi vida. Me compensan las risas, los buenos momentos y la amistad, por encima de todo, pero el precio a pagar no es calderilla. Me mata hacer 150 kilómetros para ensayar, y me cansa en exceso trabajar un lunes tras haber dormido 5 horas.

Eso sí, jamás renunciaré a reír con ellos. Llegaron a mi vida cuando ésta pendía de un hilo de mi pueblo. Gracias a ellos ese hilo nunca terminó de romperse. Ahora son ellos. Volver al pueblo es para verlos, es para tomar algo juntos, es para reír, y a veces, pocas veces afortunadamente, para llorar.

No tendría palabras para describirlos. Todos ellos, los de siempre y los nuevos, los que cantan conmigo desde hace años, y los que lo han hecho estas navidades por primera vez. Todos son geniales. Nunca nadie imitará mejor a una mujer en una carnicería que Manolo. Nunca nadie podrá ilusionarse más que Eva al recibir un regalo. Nunca nadie tendrá el corazón de Julio. Nunca me podrá saber mejor un bocadillo como el de tortilla de Yoli. Nunca nadie tendrá tantas ganas de vivir como Nono. Nunca nadie tendrá una sonrisa tan limpia como la de Manolito. Y nunca nadie será por diferentes motivos como lo son cada uno de ellos. María Bocanegra, Eva de Madrid, Jennifer, Rosita, Eva la madre, la rubia y Dani completan la terna.

Sin ellos, un mucho de mi no hubiese tenido sentido en estos últimos meses. Pero lo mejor es que sin ellos un mucho de mi no hubiese tenido sentido en los últimos años de mi vida.

Pensando y recordando llegué al destino de mi viaje. Me puse el pijama y me acosté junto a la silueta de mujer más bonita que conozco. Me besó con cariño y contándole cómo había sido el día nos volvimos a dormir juntos.

Gracias por hacerme partícipe de vuestras vidas. Gracias por ser como sois.

Espero que cuando llegue el otoño de la melancolía mis pensamientos revienten la idea de dejarlo y vuelva a escuchar los acordes de un nuevo año. Aunque si persiste la idea, no vais a libraros de mi tan fácil.

Os quiero.

martes, 14 de diciembre de 2010

Trabajo

Últimamente me estoy volviendo más chovinista. Es la primera vez que cuelgo un vídeo mío aquí, pero tras tanto tiempo algún día tenía que caer en la tentación. Espero que os guste.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Ilusión

Era tarde, hacía frío y la estufa era la única acompañante agradable de la merienda. En la tele estaba un grupo de chicas intentando adivinar la respuesta de no se qué concurso, pero en lo que suena una llamada telefónica todo cambió. Al otro lado una voz cálida me comunicaba algo que por ser primario era sensacional. Mi piel fue la primera que reaccionó a la noticia tomando como suya la textura de un melocotón. Un aire de alegría me inundaba los pulmones y sin quererlo el agua que acumula mi lagrimal para los momentos especiales comenzó a emanar levemente, como no queriendo hacer ruido, como no queriendo deshacerme de la conciencia de felicidad que aquella noticia estaba desatando en mí de forma involuntaria.

Guardo un recuerdo inolvidable de la etapa en que ella era mi compañera. A menudo digo que aprendí mucho de ella, y que es la mejor compañera que he tenido, aunque he tenido y tengo la suerte de aprender de grandes compañeros.

Mi amiga tiene vida en su interior y yo estoy super ilusionado por ella, pero inexplicablemente también por mi.

Felicidades.

Pd. Tengo varias amigas embarazadas y les deseo lo mejor. Me encanta que me hagan tito.

Día de Andalucía