viernes, 13 de enero de 2012

Majaras llamados Jesús

Si la ilusión y la felicidad fueran cura yo desde hoy no enfermaría jamás. He vuelto a vivir una noche de esas mágicas en la que mis sentidos se dejan apoderar por la fuerza de una letra escrita para ser cantada con gusto, con fuerza y siguiendo una melodía acompasada en golpes de redoble. Todo un lujo que lastimosamente cada día que pasa menos saben apreciar.


Asistir a un ensayo de carnaval en Enero es mucho más que ir a escuchar coplas. Es sentirte familia de una familia que lleva trabajando 4 meses, es saberte cómplice de los deseos y ser partícipe de los miedos y secretos de unas personas que solo añoran una aspiración estética y a la vez tan primaria como hacer carnaval y que sus coplas gusten a los buenos aficionados.


Ni premios, ni contratos, ni tablaos, a una familia se la quiere en la distancia corta y por eso cada día que me acerco a él tengo el gusto de aumentar mi devoción. De Nobleza Baturra, de sus idas y venidas, y de sus creencias y aficiones tuve la suerte de comentar. Y de una comparsa que me ha tocado el alma con letras para reflexionar y melodías que emocionan cuando brotan de las gargantas majaras.


Hoy Manolo Albaiceta, al que considero mi amigo simplemente por el respeto y el reconocimiento que le tengo, ha vuelto a invitarme a un ensayo de la mítica comparsa portuense de los Majaras. Y durante el tiempo que ha durado el hechizo de Llámame Jesús he vuelto a renovar mis credenciales de aficionado al carnaval.


Ha sido nuevamente una experiencia fantástica, muy especialmente volver a escuchar a Albaiceta, que para mi gusto sigue siendo la mejor voz que pisa las tablas del teatro, por fuerza, historia, melodía y sello personal.


Gracias por el regalo.