lunes, 15 de noviembre de 2010

Increíble

La luz se tornó penumbrosa, figuras de perfil antiguo se colocaron en corro, un rasgueo arañó el alma de los presentes y la magia comenzó a apoderarse de un pequeño Teatro que desde ese día habría justificado su vida. La presentación de Raza Mora salía de las gargantas puras de quienes parieron aquella maravilla al final de los años 70. Pelahigo, Pedro el de los Majaras, Pedrito, Pacoli, Albaiceta... impresionante.

Fue el pasado viernes en el homenaje que la peña puertorrealeña "Hay moros en la costa" le brindó a una mítica comparsa del Carnaval de Cádiz que muchos no dudan en considerar la mejor de todos los tiempos. De la organización y la presentación no comentaré nada aunque sobra decir que fue lo más débil del acto. Sin embargo, ese momento en el que Raza Mora hizo un corro, para ejecutar la presentación a la antigua, y sonó la primera nota de la guitarra, fue lo mejor.

El evento también me reafirmó sobre uno de mis ídolos carnavalescos. Manolo Albaiceta es de otro planeta. Nadie como él ha pisado el Falla. Su voz manda, suena potente, tiene sello, es única. No viví su esplendor, nací cuando ya era un mito, pero eso no ha restado identificación. Manolo Albaiceta me ha echo vibrar escuchando grabaciones de comparsas antiguas, me ha puesto los pelos de punta en Los del Puerto, De verde Luna o la Loca y cada vez que lo escucho me renueva mi pasión carnavalesca.

Hay quien dice que hay voces que marcan época. Yo creo que la de Manolo ha marcado el carnaval completo desde que saliera en el 1965 con los Vampiros. Nunca se agota, siempre parece emerger más potente. Un privilegio escucharlo.