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miércoles, 22 de abril de 2009
Imperdonable
Este impresentable no debería jugar más al futbol en su vida.
"A la Libertad le tengo puesto el bendito nombre de su cuna: Cádiz"
“Nací a la sombra de las barcas de la Bahía de Cádiz cuando las gentes campesinas de toda Andalucía se agitaban hambrientas. Los primeros blancos que aclararon mis ojos fueron los de la sal de las salinas, las velas y las alas tendidas de las gaviotas”.
Es tan clara y simple la melodía de este mar -claro mar de Alberti- que difícilmente pudiera avenirse con la elocuencia de los grandes mitos. En el mar de Alberti se juega a sirenas y a marinerillos. También se juega a piratas, con naves corsarias y todo. Valerosa expedición esta que cruza el mar a todo vapor, a todo color, a todo rumor. Rafael Alberti, último mito viviente de la Generación del 27, murió en la madrugada del 28 de octubre de 1999 en su casa Ora Marítima de El Puerto de Santa María. Tenía 96 años.
Poeta jondo, dramaturgo comprometido, pintor sensible y hombre de paz, la voz de Alberti ha sonado con potencia enorme por todos los mares a lo largo de este siglo. Sus cenizas fueron esparcidas en la Bahía de Cádiz, el mar de su infancia.
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