jueves, 22 de enero de 2009

Llega lo bueno

No lo puedo remediar, escucho un punteo, un pito de caña o un redoble a compas de tres bombazos y me vuelvo loco. El carnaval está a la vuelta de la esquina y Cádiz empieza a hacerse grande. Que si Pestiñá, que si Ostioná, que si Erizá, ensallos generales, nuevos acordes, distintos quejíos... todo es ilusionante cuando va llegando Febrero.

He estado en la Pestiñá y ya he asistido a dos ensayos generales. Hoy será mi tercero, y los nervios llevan en mi vientre todo el día sin dejarme vivir. Haré 300 kilómetros y dormiré poco para poder disfrutar de una hora de coplas. Pero cuando algo te gusta tanto no puedes decirle que no a tu ganas, solo dejarte llevar.

miércoles, 7 de enero de 2009

Reyes Magos

Debo ser buenísimo porque los Reyes Magos siempre me han tratado genial. Ayer hubo un regalo que me hizo recordar tiempos pasados. Jamás imaginaba que un día echaría la vista atrás y podría repasar 15 años de mi vida tocando el cajón flamenco. Ayer me regalaron una nueva caja, es la tercera en mi vida, una vida que siempre ha latido al compás más improvisado.

Cuando era pequeño mis padres me regalaron una caja que le encargaron a un carpintero de mi pueblo. Era pequeña, de madera impropia para la música y color oscuro. Que sonara bien era otra cosa, pero el compás lo marcaba mejor que cualquier metrónomo sin vida. Aquella caja tiene mucho de mi, con ella empecé (tras mi etapa infantil tocando la batería), y su sonido roto y grave acompañó al coro de la Peña Flamenca Canalejas de Puerto Real, a mi hermana Encarni y a las primeras sevillanas de mi grupo, que por aquel entonces se llamaba "Al Alba", para más tarde pasar a llamarse "La Plazuela".

Cierto día llego a mi rutina un cajón Gonalca, fue en Cádiz donde lo compramos, y recuerdo aquel momento como si hubiese pasado hace cuestión de minutos. Era negro, duro, y empezaba a dejar oir agudos interesantes, aún con golpeo fuerte y con una bordonera primitiva. Este cajón ha acompañado risas y llantos, siempre ha sonado junto a mis amigos, con los mios, por sevillanas, bulerías, tangos, alegrías, tanguillos, etc. Con él mi grupo pasó a llamarse "Aromas de la Plazuela", grandes cantaores se han sentido respaldados con él, y ha guiado los pasos de mi coro, el de la Asociación de Belenistas Ángel Carlier.

Ferias, navidades, barbacoas, veranos, misas, muchos recuerdos por repasar, toda una vida. Amigos que pasaron y amigos que llegaron, tal y como ayer llegó mi nuevo cajón de sonido agudo combinado con un grave seco y natural, de color claro y olor a nuevo. Ojalá siga acumulando buenos recuerdos, nuevos amigos y nuevos retos. Ojalá me abrá su interior en forma de música. Siempre he pensado que los cajones tienen algo dentro, algo que va mas allá de sus maderas, una especie de alma que solo enseñan a quien es su amigo, a quien comparte con él las horas.

Siempre me sorprenden los reyes, y este año más.