viernes, 5 de febrero de 2010

Bien que por mal no venga

Era un paso esperado, positivo y necesario, pero me ha sentado como un jarro de agua fría sobre mi cabeza. El otro día, en la última consulta del cirujano me indicaron la fecha para la operación de mi tabique nasal y cornetes. La noticia positiva es que es pronto, muy pronto, la semana que viene. La noticia mala es que me parte en dos la mejor época del año.

El martes hago la prueba de la anestesia, el miércoles ingreso, el jueves me operan y entre una cosa y otra la doctora me ha comentado que la baja durará alrededor de un mes. Todo fantástico, ya tengo ganas de olvidarme de mis problemas respiratorios y vocales, pero no puedo obviar mi desilusión.

Por un lado, la final del Falla, una de las noches más mágicas de mi calendario vital tendré que verla recién operado y no podré disfrutar de las coplas con la misma intensidad que suelo. Y por otro, la doctora me ha desaconsejado sacar mi paso el miércoles santo. Alega que aún es pronto para realizar ejercicios físicos intensos y que puedo tener un derrame que complique la cicatrización de la nariz.

No sé que hacer, estoy en el límite, no puedo renunciar a mi fe, pero tampoco puedo renunciar a mi salud. Hace años que no veo a mi cristo desde fuera, y esta operación puede regalarme esos momentos, pero no me gusta que sean impuestos.

Espero poder participar en el pregón de Semana Santa de Puerto Real, no con todas las facultades que quisiera, pero con las mismas ganas e ilusión.

Si tardáis en verme ya sabéis que estoy recuperándome. Acepto regalos, mensajes y llamadas. Cuidaros.