lunes, 24 de mayo de 2010

Leyendas

Hay personas que tienen algo especial. Algunos le llaman duende, otros magia. El caso es que entorno a ellos se recrea un universo distinto, diferente, un mundo de misticismo curioso y atrapador. Ayer cuando estaba apunto de despedirme de la noche encontré un programa en Canal Sur 2 sobre Camarón.


José Monje Cruz era una persona única. Su vida fue incomparable, y su voz indescriptible. Camarón innovó en el flamenco con su Leyenda del Tiempo, allá por 1979, y elevó a los altares en París y New York nuestro folclore más internacional. Su vida es peculiar como la de otros muchos artistas, pero lo que a mi me llama la atención es la capacidad de construir un universo paralelo con su voz.


Escuchar a Camarón me conmueve, como ver un natural de Curro Romero, o un regate de Mágico González, o una frase de Silvio Melgarejo. Son personas con duende. Hacen lo mismo que lo demás, incluso peor, pero siempre te parece inigualable. Curro tenía miedo pero en sus pases había arte, Mágico era un indisciplinado pero en su toque de balón había embrujo, y Silvio era Silvio.


Personas con duende, irrepetibles. Personas que transmiten algo más allá de lo que hacen y cómo lo hacen. De hecho, el recuerdo de esas personas nunca morirá, por mucho tiempo que pase y por muchos nuevos que lleguen. Eso es ser artista, transmitir, provocar debate, marcar… y no debemos confundir los términos. Hoy que tantos artistas hay y que tantas fábricas de pseudos-famosos existen. Hoy pocos artistas con duende encuentro.

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