En el dormitorio de mis padres había un video beta. Pude
llevarme cuatro meses seguidos viendo día tras día la final de aquel año
grabada en una cinta que dejó de funcionar cansada de escuchar aquellos
repertorios. Así me aficioné a los carnavales, sin saber por qué, sin entender
si quiera el trasfondo de aquellas coplas, de aquellos sones. Nadie me empujó a
ello, nadie me habló antes de carnaval, nadie me enseñó a poner aquella cinta,
pero mis ocho años habían decidido entretenerse con aquello que cada día me
dejaba maravillado.
El carnaval me enganchó desde pequeño. Reconozco que yo no
sería el mismo sin este veneno y que esta pasión es algo inexplicable, tanto
que a una de las habitaciones de mi casa le llamamos la habitación del
carnaval. Desde aquellos 8 años me aficioné a tres comparsas por encima del
resto, me transmitían más, me hacían sentir diferente, y lo han hecho durante
muchos años.
No soy fanático de ningún autor pero los años y las coplas
me han empujado a tener tres favoritos. Lo pasé mal con la ausencia de Antonio
Martín y con la de los Majaras, pero el anuncio del adiós de Quiñones no sé por
qué me suena más definitivo. Espero que tan solo sea un parón, un alto en el
camino. Han sido muchas coplas y no volver a descubrir ninguna nueva se me hará
difícil.
Los que amamos el carnaval te echaremos de menos maestro.
Gracias por tantas letras.
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