
Todo perdura, el flamenco nunca muere en nuestros corazones. Algo complicado para exponerlo en escena pero sencillo si lo que abres es el alma y no escondes nada detrás.
Andrés Peña y Pilar Ogalla me transportaron a un universo de plasticidad. David Palomar me transmitió las sensaciones de una voz única, y David Lago representó la maestría echa lamento. Las luces eran cálidas, las sombras se movían como empujadas por el viento. Hasta el ruido iba a compás.
La Bienal de Flamenco de Sevilla está en pleno apogeo, os recomiendo ir a cualquier espectáculo, todos son de gran calidad, y ninguno os dejará indiferentes. Yo ayer disfruté del cante y el baile por tangos, malageñas, alegrías, farruca, martinete, taranto, bulería y soleá por bulería. Que disfruteis...
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