miércoles, 2 de noviembre de 2011

Difuntos

Hoy mi mente no ha parado de repetir sus nombres. Paco, Irene, Juan, Bermúdez y Encarna. Son los míos, mis difuntos. Esos que en mayor o menor proporción han contribuido a mis defectos y mis virtudes. No he ido al cementerio, prefiero hacerlo otros días.


Hay días que necesito hablar con ellos. Hay veces que me escapo al cementerio sin que nadie lo sepa y vuelvo al sitio donde sé que descansan. Me libera pensar que ellos siguen mis pasos y que apoyan mis decisiones. Me ayuda saber que en aquel lugar, aunque no sea así, pueden escucharme mejor.

Hay veces que daría todo lo que tuviese por tenerlos conmigo solo un minuto. La vida me ha premiado con personas magníficas a mi lado, pero aún hay veces que los necesito. Hoy es un día más, aunque esta sociedad instrumentalizada se empecine en asignar como día del recuerdo a la jornada de hoy.

Yo creo que han sido tan grandes que no ha hecho falta que estén más tiempo con el resto. Darles más tiempo sería abusar. En un visto y no visto han destacado por encima de todos. Les quiero mucho más que antes porque por día que pasa comprendo lo importante que han sido en mi vida.

Ojalá sea verdad que existe otro mundo y pueda verlos de nuevo. Solo por eso valdrá la pena vivir todos estos años con su ausencia física, nunca sentimental.

Les he querido mucho y seguiré haciéndolo hasta al final de mis días, porque así murieron ellos, queriéndome.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te has lucido, sobre todo en la ultima frase melenudo.