La lluvia resbala tranquila por los cristales. Es como un
llanto de olor a tierra húmeda que te transporta a otros mundos deseados.
Cierro los ojos y recuerdo nuestro último encuentro, ese beso robado que tantos
días llevo saboreando con el desconcierto que generan las cosas lejanas. Ojalá
estuvieses cerca, ojalá hubiese podido estrecharte entre los brazos en estas
últimas horas de agonía y malas noticias.
Son lazos, sentimientos, atracciones sin necesidad de
explicación. Sigo necesitando vivir con esos recuerdos por culpa de la
distancia. Un veneno que separa y une a partes iguales. Te necesito y siempre
te espero. Estamos juntos en esto y en todo lo que desees porque yo deseo estar
contigo.
Descuento
las horas que quedan para poder desahogar mi vida en tu pecho, entre tus
brazos. A todo esto me recuerda la lluvia nocturna y otoñal que resbala por los
cristales.
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