jueves, 7 de mayo de 2009

Alegría

Hay veces que no me explico cómo el fútbol puede producir tantas sensaciones, pero ayer descubrí que no hay que hacerse esta pregunta porque los sentimientos escapan a la razón. Desde chico soy del Cádiz y del Barça. Lo del Cádiz es obvio y lo del Barça me viene por mi padrino Bermúdez, y además porque era el equipo que mejor fútbol hacía a principio de los noventa (años en los que mi entendimiento ya razonaba).

Ayer me observé nervioso durante todo el partido, y sentí que el corazón se me salía cuando Iniesta metió el gol del empate que clasificaba al Barça para jugar la final de la Copa de Europa. Salté, me emocioné, abracé a gente que ni conocía, disfruté y me sentí feliz en ese momento. No puedo explicarlo pero fue así.


En la vida estás siempre sometido a un debate, a una elección, y la mía desde chico fue ser amarillo y blaugrana. Y casi por arte de magia lo siento y lo vivo como si me fuera algo en ello. Ayer el fútbol me emocionó y me tuvo durante toda la noche con un pellizco en el corazón. En estos tiempos en los que la vida se vive rápida, demasiado rápida, momentos como el de ayer hacen dulcificar las cosas, aunque solo sea un deporte.


Pd. Además ayer el Barcelona vestía de amarillo, que más puedo pedir, jajaja.

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