domingo, 24 de mayo de 2009

Submarino Amarillo

Hay cosas que se nos escapan, hay sentimientos que la vida decide por ti y únicamente te deja la opción de asumir o renegar. Yo soy gaditano y cadista gracias a la vida, y además me siento orgulloso de ello.

Hoy recuerdo la primera vez que fui al Carranza, la primera vez que me senté en aquel fondo Sur ya derruido, la primera vez que mi padrino Bermúdez me contó qué significaba aquello, y la primera vez que vi a un mago del balón. Llené el suelo de cascaras de pipas, vibré con jugadas de Mágico González, vi rivales muy fuertes y jugadores de primera.

En Cádiz ni el sol quiere perderse los partidos, es como si la vida durante un instante se detuviera y se aparcara todo excepto el fútbol. En Cádiz la pelota rueda de forma diferente.

Ahora recuerdo esos momentos como si los acabara de vivir. Ser Cadista es algo más que defender unos colores y animar a un equipo. Es un sentimiento que trasvasa los cauces de la razón.

Del ropero de mi habitación cuelga una bufanda azul y amarilla, ahora la veo y me emociono, hemos logrado el ascenso. El año que viene jugaremos en segunda, pero lo que nadie puede dudar es que el Cádiz es un club, un equipo y una afición de primera.

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