sábado, 7 de noviembre de 2009

Tiempo

Hay días en los que al abrir los ojos te das cuenta de la fugacidad de la vida. Es un solo momento, un instante detenido, el soplo de oxigeno que se escapa de tus pulmones, pero existe. Aunque no queramos verlo, aunque hagamos planes de futuro, aunque nos empeñemos en jugar al escondite con la única que siempre gana. La muerte es la más digna ganadora de los pulsos vitales.

Siempre he sido un apasionado del tiempo. Me parece asombroso ese concepto. Siempre lo repito, pero cuando más lo digo más seguro estoy de ello. El tiempo es el único elemento que nunca podrá controlar el hombre. Por mucho que queramos correr nunca podremos atrapar el tiempo. Inexorablemente el tic tac va marcando nuestro final. Desde que nacemos estamos condenamos al tiempo y a su antojo intentamos durante toda nuestra vida jugar al esconder. Pero él siempre gana.

El día que el hombre pare el tiempo será una proeza digna de película de ficción. Es imposible, mientras respiramos, peleamos, disfrutamos y sentimos el tiempo va acotándonos la vida y si de algo estoy seguro es que por mucho que corramos al final siempre nos gana la carrera.

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