martes, 23 de marzo de 2010

Cuaresma de espera

Quiero caminar sin prisas, oler la Sevilla provocadora, percibir el incienso que se evapora por aquellas calles en las que el azahar hace novillos. La cuaresma agoniza en el calendario y las miradas al cielo cada vez son más repetidas. El tiempo es el único guardián de sorpresas dignas de reventar las ilusiones.

La última palabra del pregón cierra la puerta de un tiempo esperado pero desvalido, el domingo de Ramos casi se puede tocar con la punta de los dedos. Ya queda poco y la euforia contenida que invade los corazones cofrades está a punto de estallar.

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