viernes, 5 de marzo de 2010

Regalo sorpresa

Ayer dos compañeras del departamento de producción de mi empresa me regalaron un Cd para adivinar en mí las primeras sonrisas tras mi convalecencia. Cierto día en la oficina descubrieron un disco de carnaval y lo reservaron para mí a sabiendas de que ese territorio me pertenece y me enorgullece.

Lo que ellas no sabían es que no me estaban regalando un Cd cualquiera sino una antología de uno de los autores que más han marcado mi infancia y mi juventud.

Nada más llegar a casa lo devoré con impaciencia leyendo las letras de cada copla y escuchando nuevamente los pasodobles del maestro.

Nunca han acertado tanto con un regalo de improvisación. Ayer tuve la suerte de volver a otros años y de revivir las sensaciones por las que sigo enganchado al carnaval. El mar, la Viña, la infancia, las flores, nuestra forma de hablar, en todos estos años no ha habido tema que se le haya resistido a Antonio Martín.

Antonio es de esas personas que escriben con el corazón y dicen lo que sienten en cada momento. Es el discípulo directo del creador de la comparsa y maestro indiscutible de la modalidad. Yo bebí de pequeño de su veneno y aún no consigo desengancharme.

Cuando tenía 9 años me duchaba escuchando y cantando Tras la Mascara. Muchas de sus letras han sido mis coplas y las del pueblo, porque no hay nada más potente que una copla que vaya de boca en boca y se clave en tus adentros. Pueden pasar millones de años sin escucharla pero suena el primer compas de guitarra y recuerdo aquellas letras como por arte de magia.

He vuelto al trabajo por la puerta grande.

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