miércoles, 31 de octubre de 2007

Hundiendo el dedo en el andalucismo

No es por justificar mi reciente pasado profesional pero la verdad es que me siento andaluz, no sé si antes que gaditano, pero al fin y al cabo entiendo estos conceptos casi como sinónimos. El andaluz nace y se hace, el andaluz es aquel que se emociona recordando a José Manuel Caparrós, el andaluz es el que cree que la conciencia del 4 de diciembre está hoy dormida, andaluz es el que se emociona recordando la mano negra o los sucesos de Casas Viejas.

Soy andaluz, no puedo negarlo, y una gran parte de mi es además andalucista. Partiendo de esta base no entiendo los últimos acercamientos de la única formación andalucista con cierto sustento en nuestra tierra (PA) y el incipiente, aunque en la mayoría de casos equivocado, Partido Socialista de Andalucía (PSA).

Siempre he pensado que la unión hace la fuerza, pero después de todo este tiempo de desatinos (quien no recuerda los enfrentamientos de Pacheco y Rojas Marcos) no me creo lo de la unidad. El andalucismo como motor del cambio de nuestra tierra se demuestra en la lucha diaria, en el orgullo de nuestras raíces y nuestra historia, en el respeto y el estudio hacia nuestros valedores (Blas Infante, Cagigas, etc.), en saber que los jornaleros del ayer son hoy los obreros del sur, y no en un mero recuento de escaños, presupuestos y compañeros liberados. Mientras que los partidos que dicen representar al andalucismo no se den cuenta de eso, Andalucía y los andaluces seguirán teniendo su conciencia adormitada.

1 comentario:

Luis dijo...

La verdad es que me pierdo ya en el panorama político del nacionalismo andaluz y no voy a juzgarlo. Eso sí, me siento ANDALUZ antes que ninguna otra cosa. Nunca nos han dado ventajas ni alabanzas verdaderdas, pero por mucho que muchos nos quieran ridiculizar, simplemente no son ANDALUCES.
Un abrazo